El electricista de Picasso, a juicio
Publicado el junio 13, 2011
Escrito por weblatin
En noviembre del año pasado un electricista jubilado sorprendió al mundo cuando se descubrió que guardaba en un pueblito del sur de Francia desde hacía más de cuarenta años 271 obras inéditas de Pablo Picasso, valuadas en unos 80 millones de euros.
Ahora, Pierre Le Guenec (foto), el electricista de Picasso, deberá comparecer ante la justicia francesa para declarar cómo ha obtenido esos trabajos, fechados entre 1910 y 1920. Guenec jura que Picasso le regaló el conjunto de piezas poco antes de morir, en 1973. Pero nadie le cree. Junto con su mujer, Danielle, Le Guenec está imputado por receptación, es decir, por beneficiarse de un bien a sabiendas de que su procedencia es delictiva, desde que se descubrió que la pareja guardaba las 271 obras en su casa de Mouans-Sartoux, junto a la Costa Azul francesa.
El caso salió a la luz el año pasado, cuando Le Guenec se puso en contacto con por carta con Claude Picasso, hijo del pintor y administrador de la herencia del artista, pidiéndole un certificado de autenticidad para 26 obras inéditas de Picasso. Le Guenec acompañó la carta con fotografías. Intrigado, el hijo de Picasso le contestó que era imposible evaluar las pinturas si no era personalmente y le pidió una cita. Le Guenec aceptó y semanas después se presentó con su mujer en la oficina de París de Claude Picasso cargando una valija llena de cuadernos de dibujos, litografías, retratos a tinta de la primera mujer de Picasso, Olga Khokholova, collages cubistas, acuarelas del período azul, bocetos, caricaturas, dibujos y paisajes. Rápidamente Claude y varios expertos colaboradores concluyeron que las obras eran auténticas.
Cuando le preguntaron de dónde las había sacado, Le Guenec dijo que en los últimos tres años de vida de Picasso, que murió en abril de 1973 en su residencia de Moungins, se ocupó de las instalaciones eléctricas y alarmas antirrobo de sus tres residencias, en Cannes y en Moungins, cerca de Cannes. Después -quizá inspirándose en la conocida historia de Eugenio Arias, el peluquero y amigo de Picasso que recibió del artista dibujos, cerámicas y pirograbados de regalo- explicó que las obras procedían de un regalo que le hizo el malagueño en esa época. No le creyeron. En su momento, Claude Picasso le explicó por qué al diario «Libération»: «El guardaba todo, los billetes de subte, las entradas de una obra de teatro o de una corrida de toros. Incluso los hilos que envolvían el correo de cada día. Pensaba que todo podía servir. Casi 200.000 objetos suyos se han conservado e inventariado. Y dar un regalo así, no se sostiene, francamente. Todo eso era parte de su vida. El era generoso. Pero también databa y dedicaba siempre sus regalos».
La pregunta es: ¿por qué, si conocía su origen ilícito, el electricista se dirigió justamente a quienes podían descubrirlo y denunciarlo?
«Libération» tiene una hipótesis: Le Guenec, hoy de 71 años, esperó tanto tiempo en sacar estas piezas a la luz (cuarenta años) para que prescribiese un presunto delito de robo.