El mercado de arte ¿le debe todo a los super ricos?
Publicado el enero 21, 2013
Escrito por Mario Gilardoni

Un interesante análisis ofrece Georgina Adams, en el Art News Paper, donde marca la influencia de esta nueva casta social que incursiona arrolladoramente en todos los mercados de alto consumo.
El planteo inicial, realizado a comienzos de 2012, es que se veía muy nebulosamente el resultado de la temporada de ventas de arte frente a la crisis del euro en Europa y la recesión en muchas de las principales economías del mundo. Sin embargo el resultado a final del año no resultó tan malo como se esperaba.
Tan solo en noviembre, en las subastas de Nueva York se vendió por mil millones de dólares, batiéndose records como el de Christies para el arte contemporáneo, que redondeó 412 millones.
La pregunta del millón de la analista es: ¿Este año se planeará un éxito similar?
La respuesta es positiva, teniendo en cuenta la cantidad de museos que se están construyendo, algunos denominados museos de la vanidad, refiriéndose en particular a varios proyectos de Medio Oriente, que buscan competir con los centros culturales de todo el mundo. Y recursos no les faltan.
El crecimiento vertiginoso de las fortunas que amasa el 0,1% de los más ricos, como es el caso del mexicano Carlos Slim, 69.000 millones de dólares; el ruso Roman Abranovich que gastó 1.000 millones en su yate Eclypse; el indio Mukesh Ambani, 25.500 millones (su casita en Mombay, de 27 pisos valuada en 1.000 millones.
Lo interesante del caso es que según Forbes, de las 1.226 personas que ocupan el ranking principal, 840 han hecho sus fortunas por si mismos. Es decir no han sido ricos herederos de arte, propiedades, etc, razon por la cual están dispuestos a a gastar algunos dinerillos en obras con que vestir sus casas.
Además, en muchos casos se plantea la competencia por lo más caro. Yates hay muchos y uno puede ser sustituído por otro. Pero un Cezane es único, por lo que deben pelear por conseguirlo.
Sin embargo, los galeristas no son tan optimistas, pues ven peligrar muchos de sus negocios en manos de las subastadoras y las ferias. En el caso de las rematadoras, no sólo pelean arduamente por conseguir las mejores piezas sino que están desarrollando otras modalidades, como las ventas particulares (negocio que según Christies, se ha duplicado).
Por todo esto es de esperar que esta generación de super ricos siga compitiendo en la compra de bienes culturales. Además, si fuera posible, que aunque sea uno de ellos pase por la Argentina y distraiga una décima parte de su presupuesto en arte.