El misterio de Hopper y el de la economía argentina

 

Publicado el julio 23, 2012

Escrito por Mario Gilardoni

Foto autor

hopperEn la economía cotidiana de los argentinos ocurren cosas difíciles de explicar. Casi ninguna es buena, de manera que ésta es una rara excepción: el extraordinario libro «Silent Theater: The Art of Edward Hopper», de Walter Wells, editado en inglés por Phaidon y distribuído aquí por Océano, se vende en las librerías argentinas por $125. Hablamos de un libro bellamente producido, de 29 x 25 cm, 264 páginas, 170 ilustraciones a color y 50 ilustraciones en blanco y negro, El precio es tan raro que no hay forma de empezar a hablar del libro por otro lado.
Listo. Ahora puede uno decir que el libro ilumina la obra de quien fue quizá el mayor pintor estadounidense del siglo XX y que la popularidad actual de Hopper en todo el mundo -ahora mismo hay una gran exposición en el Museo Thyssen, de Madrid, que conmueve a Europa- convive en extraña armonía con la complejidad de su pintura. El autor, profesor de la Universidad de California, explora en detalle muchos de los temas de la pintura de Hopper: la melancolía, el tiempo, la soledad, el deseo, el cambio, lo sagrado. Sus textos van y vienen de los cuadros reproducidos con una escritura a la vez informativa y personalmente comprometida que hace que la monografía sea atrapante como una novela de misterio. Wells se mete además en la vida de Hopper y en sus estados de ánimo, en su laconismo, en lo que hoy llamaríamos su estado depresivo crónico, y pone esos elementos en tensión con su producción. Lo que era bello en su pintura obviamente no lo era en su vida. Y los personajes llenos de silencio, angustia e incomunicación de sus cuadros recuerdan al espectador una de las frases del artista: «El arte es el esfuerzo de uno por comunicar a otros su propia reacción emocional ante la vida». Wells se tomó cinco años para escribir «Silent Theater…». Y el lector lo agradece. Por ejemplo, cuando vincula sus pinturas con las notas del diario de su esposa, Josephine, llenas de amor pero también de amargura por su incapacidad para dejar de leer mientras ella le habla, por su incapacidad para comunicarse. O cuando reproduce dichos de John Dos Passos, muy amigo de los Hopper: «Edward parecía siempre a punto de decir algo. Pero nunca lo hacía».
Wells siempre sintió la atracción inexplicable que todo el mundo parece sentir frente a la pintura de Hopper. Y se dedicó a investigar su propio sentimiento investigando a Hopper. Por eso, cuando uno se encuentra con «Silent Theater» intuye que el misterio de Hopper se puede develar. Pero el de la economía argentina, no.