Las actuales protestas del grupo Just Stop Oil en los museos no son cosas nuevas

 

Publicado el octubre 31, 2022

Escrito por Mario Gilardoni

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Amplia repercusión mediática tuvieron los actos de vandalismo de los activistas  climáticos que tiraron salsa de tomate contra un van Gogh y también puré contra un cuadro de Monet en Berlín y torta contra la imagen de Carlos III.

Estos actos de vandalismo contra estas obras de arte se unen a los Just Stop Oil que ya habían ganado visibilidad por sus actos públicos de protesta, con miembros pegándose a las paredes de las galerías y bloqueando caminos y pistas de carreras. Es uno de varios grupos de activistas ambientales que han llevado a cabo este tipo de ataques artísticos en los últimos meses, generando tanto conciencia como controversia.

En mayo, un hombre disfrazado de anciana en silla de ruedas arrojó un trozo de pastel a la Mona Lisa, gritando a la gente que «piense en la Tierra» mientras lo escoltaban fuera del Museo del Louvre en París. En julio, manifestantes climáticos italianos pegaron sus manos al vidrio que cubría la Primavera de Sandro Botticelli en la Galería Uffizi, de Florencia. Casi al mismo tiempo, los miembros de Just Stop Oil se pegaron a los marcos de obras famosas en Londres, Manchester y Glasgow y pintaron con aerosol «No New Oil» debajo de una copia de La última cena de Da Vinci.

Entre las motivaciones del grupo señalan: «Estamos en una catástrofe climática y lo único que temes es la sopa de tomate o el puré de papas en una pintura», es lo que manifestaban mientras se arrodillaban debajo del agua que goteaba, pintando con las manos pegadas a la pared. “Tengo miedo porque la ciencia nos dice que no podremos alimentar a nuestras familias en 2050… Este cuadro no va a valer nada si tenemos que pelearnos por la comida”.

Desde entonces, el museo ha anunciado que permanecerá cerrado hasta el domingo para discutir el incidente y las medidas de seguridad con sus socios nacionales e internacionales para «establecer conjuntamente el rumbo para preservar el arte y los bienes culturales para las generaciones futuras».

«El ataque a una obra de la Colección Hasso Plattner, así como ataques anteriores a obras de arte, entre otros en la National Gallery de Londres, han demostrado que los altos estándares de seguridad internacional para la protección de obras de arte en caso de ataques de activistas, no son suficientes y deben adaptarse.

Otra curiosidad es que la filántropa Aileen Getty, nieta del magnate petrolero J. Paul Getty, ha donado millones para apoyar a grupos activistas como Extinction Rebellion y Just Stop Oil.

Pero además este tipo de operativos no son nuevos. Tres ejemplos:

The Toilet of Venus 

The Toilet of Venus, apodada The Rokeby Venus, es una de las obras más famosas -y el único desnudo que se conserva- del pintor español Diego Velázquez. Muestra a la diosa romana del amor acostada desnuda de lado, de espaldas al espectador, mirándose en un espejo sostenido por Cupido.

En marzo de 1914, una sufragista llamada Mary Richardson, entró en la Galería Nacional de Londres y cortó la pintura varias veces con un cuchillo de carnicero, cortando la espalda y la cadera de Venus.

El Guernica 

El Guernica de Pablo Picasso, una de las obras de arte más famosa contra la guerra, se convirtió en el escenario de una de esas protestas durante la Guerra de Vietnam.

En febrero de 1974, un año después de la muerte de Picasso, el artista iraní Tony Shafrazi sacó una lata de pintura en aerosol roja de su bolsillo y escribió «Kill Lies All» en letras enormes sobre la pintura en blanco y negro que colgaba en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Shafrazi, que ahora es un destacado marchante de arte en Nueva York, fue recibido con un pastel gigante inspirado en Guernica en una fiesta posterior a la exhibición en 2008 y, según los informes, garabateó «LO SIENTO, ¡NO!» sobre ella con glaseado rojo. Cuando se le preguntó si recrearía el incidente de 1974, si tuviera la oportunidad, Shafrazi dijo «Oh, era un momento diferente, no puedes hablar de eso de esa manera». «Fue un momento miserable y había una necesidad de abordarlo”. Tenía 30 años. Muchos, muchos elementos hacen que ese momento en particular sea único.

Protesta en el Louvre y el MET

En marzo de 2018, los activistas desplegaron pancartas y esparcieron frascos de píldoras (etiquetados como «Oxy Contin» y recetados por los Sacklers») dentro del ala Sackler del Museo Metropolitano de Arte, antes de acostarse en una «muerte» simbólica.

En febrero siguiente, los manifestantes en el Museo Guggenheim de Nueva York arrojaron miles de hojas de papel diseñadas para parecerse a las recetas de OxyContin en la rotonda central desde arriba.

Los Sackler, dueños de Sackler y Purdue Pharma, conformaron una dinastía sin escrúpulos que amasó su fortuna convirtiendo en drogadictos a miles de personas. Se hicieron milmillonarios con el Oxy Contin, un medicamento contra el dolor que crea adicción y que ha provocado que muchos de los enfermos que lo tomaban acabasen enganchados a la heroína y al fentanilo, mucho más baratos que el Oxy Contin. Según datos recogidos por diferentes organizaciones y estudios académicos, los Sackler son en gran parte los culpables la crisis de los opioides que azota a Estados Unidos, que ha causado 500.000 muertes entre 1999 y 2019. La familia fue uno de los principales sponsor del Louvre y del Met.

Estas acciones fueron en respuesta a una declaración divulgada recientemente por un miembro de la familia Sackler, que dijo hace años que el lanzamiento de OxyContin sería «seguido de una tormenta de recetas que enterraría a la competencia». Luego marcharon por la Quinta Avenida y continuaron su protesta en las escalinatas del Met.

Ese julio, el grupo trabajó con activistas antiopiáceos franceses para organizar una protesta en el Louvre, que en ese momento tenía un «Ala Sackler de Antigüedades Orientales». Se pararon en la piscina junto a la icónica pirámide de cristal con una pancarta que decía: «Elimine el nombre de Sackler» y también organizaron una muerte en la plaza.