Las ventas de arte por Internet bajo la lupa de los investigadores
Publicado el enero 21, 2013
Escrito por Mario Gilardoni

La proliferación de ofertas de obras de arte mediante sitios reconocidos como e-Bay o Mercado Libre, o a través de páginas de origen muchas veces desconocido, ha llevado a operadores y autoridades a investigar el tema con vistas a evitar operaciones fraudulentas o el lavado de dinero.
Hace un par de meses se reunieron en Dubai representantes gubernamentales internacionales para tratar de establecer regulaciones al tráfico en Internet de productos provenientes de múltiples sectores industriales y comerciales, de los que no estuvieron ausentes los bienes culturales y artísticos.
Entre las acciones relevantes llevadas a cabo por aquellos que utilizan Internet como medio para realizar operaciones ilícitas se subrayaron el fraude, la falsificación y el desvío de fondos para sortear regimenes fiscales.
El fraude está dado en la mayoría de los casos por las ofertas engañosas, generalmente receptoras de pago por mercaderías que nunca envían. Este es un caso bastante controlado por las empresa del tipo e-Bay, que utilizan protocolos que les permiten detectar cuando comienzan a producirse esta maniobras y eliminar los productos sospechosos,.
Pero en materia de falsificación de obras de arte, no hay protocolo que valga. Este es un punto bien conocido en nuestro país dada su complejidad legal. ¿Quién tiene la última palabra en cuestión de originalidad (excepto el mismo artista)? Cuales son las líneas divisorias legales entre una atribución errónea, una copia o una falsificación, entre otros temas involucrados en esta acción. Si a esto le agregamos la casi imposibilidad probatoria de quienes se amparan en «los tenedores de buena fe» y la «ausencia de intención de dolo» al momento de la venta, se ratifica la dificultad a nivel internacional para encontrar los mecanismos legales que permitan controlar este delito.
Todo esto se ve agravado por las distintas jurisdicciones internacionales en que se realizan las operaciones, en muchos casos amparados por el anonimato que provee el frecuente cambio de direcciones en la red.
Un ejemplo citado de este tipo operaciones fue el realizado en Inglaterra por una pareja que falsificó obras de Bansky (un conocido y controvertido artista, especialmente en sus acciones con grafitis provocativos) vendiendo las copias a través de e-Bay, por un monto de unas 57.000 libras. Los vericuetos legales le permitieron sortear la prisión con una condena de 12 meses condicionales y trabajos comunitarios. El que no tuvo la misma suerte fue William Mumford, que recibió una pena de dos años de prisión por falsificar y vender a través de cómplices en e-Bay y en subastas.