Madrid: Diego Rivera en la Casa de México

 

Publicado el noviembre 3, 2019

Escrito por Adrian Gualdoni Basualdo

Foto autor

Dentro del programa de eventos preparados por la Casa de México en Madrid para celebrar un nuevo aniversario de su apertura, se acaba de inaugurar en su importante sede de la calle de Alberto Aguilera, pleno corazón del barrio de Chamberí, una muestra dedicada a “Diego Rivera, un artista universal”.

Producida por el Gobierno del Estado de Veracruz, con apoyo del Instituto Veracruzano de Cultura, la exposición comprende una veintena de pinturas abarcatorias del período que va desde su época de estudiante en la Academia de San Carlos hasta el año 1948. Complementan la muestra una amplia documentación fotográfica y una sala didáctica basada en el mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”.

La figura de Diego Rivera (1886-1957) ha ganado facetas de amplia popularidad más por sus pinturas murales, su activismo político y su vida personal que por sus obras de caballete, por lo que esta muestra en la Casa de México se convierte en una muy aprovechable ocasión para definir con más precisión y amplitud su personalidad artística.

Entre las pinturas expuestas señalamos el retrato que hizo de su madre en los primeros años de su carrera, así como los retratos que pintó a Angelina Beloff, su primera esposa y madre de su hijo, y a Lupe Marín, su segunda esposa y madre de sus dos hijas. También destacamos la pintura “Girasoles”, que hemos elegido para ilustrar estas líneas.

La muestra estará abierta al público hasta el 16 de febrero del año próximo.

Para el paréntesis que nos gusta proponer en las muestras que reseñamos sugerimos en esta oportunidad el propio restaurante que integra la Casa de México. Sucursal de los muy conocidos “Puntarenas”, fundados en el año 2000 en Ciudad de México, la casa ofrece una reinterpretación contemporánea de la comida costeña y presenta en Madrid las mejores recetas de las costas mexicanas. Elegimos un pescado “a la talla”, como lo hacen en el Estado de Guerrero, que resultó ser una lubina abierta y asada en parrilla de carbón, ensalzada por una pasta de varios chiles y acompañada por un simple puré de patatas rústicas. Para equilibrar la fogosidad del pescado optamos por un blanco y muy fresco vino Verdejo, con denominación de origen Rueda. Buen maridaje entre la tradición culinaria mexicana y lo mejor de los viñedos españoles