Madrid: Expresionismo alemán en el Thyssen-Bornemisza

 

Publicado el enero 10, 2021

Escrito por Adrian Gualdoni Basualdo

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Como un anticipo de las dos grandes muestras que este año 2021 conmemorarán el centenario del natalicio de su fundador, el barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza, el museo nacional que lleva su nombre inauguró en noviembre pasado una exposición dedicada a los obras representativas del expresionismo alemán que integran su patrimonio.

Curada por la especialista Paloma Alarcó la muestra reúne las pinturas propiedad del museo con piezas que, en su momento, quedaron en poder de sus herederos, tanto Carmen Cervera, viuda del barón, como de sus varios hijos. Es así que algunas de las obras expuestas resultan inéditas para los ámbitos museológicos españoles y su visión en esta ocasión resulta una oportunidad que no habrá de repetirse por años. Es el caso de “La casa blanca”, que Erich Heckel realizó en 1908 (y que ilustra estas líneas) y que fue una de las primeras pinturas expresionistas adquiridas por el barón “Hansi” Thyssen.

Como es sabido, la colección Thyssen original, formada por su padre en los años treinta y cuarenta, estaba basada en pinturas de antiguos maestros y, a tono con las directivas políticas de la época, soslayó todo aquello que incluso fue oficialmente calificado de “arte degenerado”.

A su turno, el barón Thyssen tomó revancha familiar y política y volcó su colección hacia carriles más adecuados a su estilo, incorporando obras representativas de los principales movimientos artísticos del siglo XX. Los nombres de Ernst Kirchner, Paul Klee, Vasily Kandinsky y Emil Nolde son algunos de los aparecen en las salas dedicadas a esta muestra.

La muestra estará abierta hasta el 14 de marzo, y la entrada tiene un valor de 9 euros.

Un amplio programa de actividades complementarias ha sido programada por la dirección del Museo, respetando obviamente las salvaguardas sanitarias que la pandemia impone.

Son las mismas medidas que limitan parcialmente la actividad del restaurant y la cafetería de la planta baja del Museo. La terraza está cerrada por los rigores del actual invierno madrileño. No obstante, la carta del chef Daniel Napal sigue fiel a su propósito de privilegiar los productos españoles, en un contexto de cocina a la vez tradicional, aunque con un hoy imprescindible toque de actualidad. Elegimos así como entrada la que la carta, nada modesta por cierto, denomina “La mejor ensaladilla”. La componen con patatas ralladas, zanahorias asadas, tapenade de aceitunas y dados de bogavante. Ideal acompañarla con una copa de Palacio de Sada, Rosado, de la D.O.Navarra.

Un muy convocante plato principal es el Confit de pato con higos caramelizados, puré de boniato y salsa de naranjas, que seguramente casará bien con una copa del tinto Linaje y Garsea, de la Ribera del Duero.

A la hora del postre, una clásica tarta de chocolate con el toque audaz del muy madrileño helado de violetas.

El café expresso vale 2,50 euros, aunque la nieve que cubre Madrid estos días tal vez haga más recomendable un carajillo (café y brandy). En este caso, la carta nos pide 4,25 euros.