Madrid: Mondrián en el Reina Sofía

 

Publicado el noviembre 22, 2020

Escrito por Adrian Gualdoni Basualdo

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Las celebraciones previstas para conmemorar el 30 aniversario de la creación del madrileño Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se han visto obviamente deslucidas por las limitaciones que la pandemia que sufrimos ha impuesto a las actividades sociales y culturales.

Es por ello que la inauguración el pasado 11 de noviembre de la muestra “Mondrian y el grupo de De Stijl” se convirtió en todo un acontecimiento que se vivió como augural.

La exposición, producida por el Reina Sofía y el Stichting Kunstmuseum de La Haya, aborda el vínculo que Piet Mondrian (1872-1944) tuvo con el movimiento de jóvenes creadores holandeses cultores de la abstracción artística que se reunieron en torno de la revista De Stijl, y se convirtieron en un eslabón esencial en la evolución del arte contemporáneo a principios del siglo XX.

La muestra, curada por Hans Janasen, incluye 95 obras, entre ellas 35 de Mondrian y 60 de los artistas de De Stijl, entre ellos Theo van Doesburg, Bart van der Leeg, Georges Vantongerloo y Vilmos Huszar, qie se despliegan en la planta 1 del edificio Sabatini del complejo del museo.

Se ha editado un catálogo con amplios estudios de especialistas en ese momento tan especial del arte, y la reproducción de las obras expuestas. Su precio es de 35 euros, y puede adquirirse en la librería del Reina Sofía.

Vale la pena hacer coincidir el horario de la visita con el adecuado a una comida importante. Contamos para ello con el restaurant NuBel, atendido por la cadena madrileña Azotea, y que cuenta con la dirección del chef asturiano Manu Berganza.

De su carta, que privilegia a la vez los productos tradicionales y las técnicas más innovadoras, elegimos como entrada una fresca ensalada de cogollos de Tudela, aliñados con anchoas y queso de ovejas del Roncal. Tal exaltación navarra la completamos con una copa del también navarro Chardonay Castillo de Monjardín.

La opción de principal pasa por el lomo de vaca madurado, con puré de apionabo, cebollitas y el toque algo insólito de praliné de avellana. Bien le cabe un Tempranillo riojano Marqués de Murrieta.

Y para cerrar, un cremoso de limón con crumble de sablé y frambuesas. Es el momento de una copa final, esta vez de un dulce Pedro Ximénez de Moriles.