Madrid: Pinturas profanas en la Casa de México

 

Publicado el febrero 7, 2021

Escrito por Adrian Gualdoni Basualdo

Foto autor

La Casa de México, el muy activo centro cultural que el gobierno de ese país sostiene en Madrid, expone hasta finales de abril próximo la muestra “Biombos y castas. Pintura profana en la Nueva España”.

Con obras realizadas en los siglos XVI y XVII en los talleres artísticos que fueron surgiendo en México a medida que la presencia española se iba consolidando, la muestra que ocupa las salas de la sede de la calle de Alberto Aguilera, en el corazón del castizo barrio de Chamberí, soslaya la temática religiosa que era la tradicionalmente mayoritaria en esos momentos. Iglesias, conventos y escuelas requerían imágenes, asuntos hagiográficos y motivos bíblicos para incrementar la devoción y la instrucción de los pueblos originarios.

Pero, al mismo tiempo, el mejor nivel de vida que adquiría la sociedad civil vinculada con el proceso colonial, exigía otros temas para enriquecer los espacios domésticos. Imágenes de la realeza imperante con destino a oficinas y despachos gubernamentales alternaban con paisajes, temas de flores, composiciones con animales y frutos, y figuras, algunas de raíz mitológica, que eran encargadas por los propietarios de las residencias que iban creciendo al ritmo que imponía el comercio con la metrópoli.

La muestra que comentamos incluye un primer sector dedicado a los biombos, ese mueble de origen oriental, apto para separar ambientes y frenar corrientes de aire, que rápidamente fue adaptado a los requerimientos de esa naciente sociedad. Sus amplias dimensiones resultaron ideales para representar temas históricos, como la misma conquista de México, así como detalladas vistas de las ciudades coloniales.

El otro espacio de la exposición está dedicado a la pintura de castas, una suerte de género abordado en primera instancia por artistas mexicanos, aunque más tarde se expandió hasta el Virreinato del Perú, en el que se suelen explorar los resultados de las mezclas que pueden originarse con las diversas razas que poblaban el territorio americano. A partir de una figura masculina y otra femenina, que representan con alternancia las características étnicas blancas, indias y negras, se produce en las telas de los pintores un ideal mestizaje que alcanza hasta 16 tipos de resultados. Estas figuras servían asimismo para indicar aspectos de vestuario, ajuares, y hasta actividades que solían asignarse a estos grupos raciales.

Obviamente considerar estas pinturas del siglo XVII a partir de las pautas culturales de la corrección política contemporánea es tarea francamente absurda.

La Casa de México se completa con la sucursal madrileña de la cadena de restaurants “Puntarenas”, creada en México DF en el año 2000. Volcada a versionar en clave de actualidad la comida tradicional de la zonas costeñas, es el lugar ideal para considerar con un buen amigo las muchas y polémicas propuestas que esta exposición nos deja como sedimento. Claro que, entretanto, se impondrá la efímera presencia de un “Pulpo enamorado”, crujiente, acompañado de aguacate, encurtidos y salsa de chile de árbol, que, nos explican, es receta del Pacífico medio. Si hay coraje, que mejor que un Rabo de buey a la barbacoa, con alcachofas y huevo poché. De postre elegimos un Pastel de elote, con salsa tres leches. Para enfrentar las eventuales fogosidades de la comida mexicana, hay quienes optan por la frescura de la cerveza bien helada. Vieja y no resuelta cuestión. Mi opción va hacia el vino, Asegurarse que hayan recibido el Chardonnay y el Tempranillo de la bodega Santos Brujos, del valle de Guadalupe, en la Baja California. Y con eso pondrán un buen punto final a la comanda.