Nueva York: Kirchner en la Neue Galerie
Publicado el octubre 13, 2019
Escrito por Adrian Gualdoni Basualdo

La revisión de la obra de Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938), nombre capital en el desenvolvimiento del expresionismo alemán, es el objetivo de la muestra que ya puede verse en la Neue Galerie neoyorquina.
En las salas de la residencia de la 5ta.Avenida y la calle 86, frente al Central Park, se han dispuesto en un recorrido cronológico las pinturas seminales con las que Kirchner participó en el grupo Die Brücke (1905), así como las que posteriormente realizó en Dresde y Berlín, y en las que reflejó en su particular estilo la vida nocturna, los cabarets, la prostitución y el ambiente callejero en la capital germana. El estallido de la Primera Guerra Mundial le representó un profundo quiebre en su salud emocional, ya que enrolado como combatiente no soportó los rigores de la vida militar. De ese período es “Autorretrato como militar” que ilustra estas líneas y que junto con otras que testimonian su experiencia bélica se exhiben en una sala separada. Licenciado oportunamente, se retiró a un bucólico paraje en las cercanías de Davos (Suiza). Allí siguió pintando, aunque en esta etapa la dureza de sus temas fue derivando hacia un paisajismo hoy menos apreciado por los coleccionistas.
El acceso del nazismo al poder y su inclusión en las nóminas de los creadores del “arte degenerado” lo llevó a quitarse la vida en 1938, cuando contaba 58 años de edad.
La exposición de la Neue Galerie, curada por Jill Lloyd y Manis Staggs, incluye pinturas, dibujos, esculturas y grabados, procedentes de los propios fondos del museo así como de colecciones privadas.
Se ha editado un muy completo catálogo de esta muestra que se ofrece al precio de 50 dólares en la librería del museo.
En el Café Sabarsky, de ineludible paso en las visitas a la Neue y cuya cocina ahora comanda el chef austríaco Kart Gutenbrunner (una estrella Michelin), dejamos para otra ocasión sus estupendas versiones contemporáneas de platos clásicos de la cocina centroeuropea, y optamos por un muy esencial sándwich de leberwurst con cebollas confitadas, al que acompañamos con una copa del Grünner Veltliner que en Kremstal, a orillas del Danubio, produce con alto nivel de excelencia la bodega Forstreiter.