Porque no dejan tranquilo el sexo de la Gioconda

Cada tanto es clásico que algún investigador del arte -tal vez interesado en unir para la posteridad su nombre con la obra más famosa del mundo (más contundente fue la opinión de un colega que lo señala como una actitud de vampirismo)- lance alguna nueva teoría sobre la identidad o sexo del personaje de la misteriosa sonrisa que viene desvelando al mundo del arte.
En esta oportunidad, nada menos que el presidente del Comité Nacional Italiano para el Patrimonio Histórico y Cultural, Silvano Vinceti, en conferencia de prensa internacional expuso sus conclusiones respecto a la identidad de la obra en cuestión.
Aprovechando algunos de los perfiles del artista, su fascinación por la criptografía y su homosexualidad, Vincenti reinterpretó cifras y letras que se encuentran especialmente en los ojos de la pintura y asociados con estudios de la imagen de quien se considera el principal amante de Leonardo, Gian Giacomo Caprotti conocido como Salai (el de la ilustración) y que lo acompañó durante 20 años, determinó que este es el personaje de la pintura.
No se puede discutir la importancia de la función que este investigador cumple en el estudio del patrimonio italiano, lo que no se puede evaluar es su nivel de conocimiento, dada la controversia desatada entre sus colegas.
Afortunadamente, a menos que en algún momento se pueda traer a nuestro tiempo a Leonardo para que nos cuente su historia, nunca se podrá comprobar si se trata de un Giocondo o una Gioconda, la esposa de un comerciante, la de un duque, su autorretrato o alguna variante más que pueda ir surgiendo, sólo nos queda seguir disfrutando de la magia secreta que nos transmite la obra que por ello -más allá del marketing- seguramente definimos como una obra de arte.