Quirós en Sarachaga

 

Publicado el mayo 5, 2019

Escrito por Sonia Decker

Foto autor

Hacia 1913 Cesáreo Bernaldo de Quirós alternaba sus estadías en París con visitas a Florencia, sumado a varios meses de verdadero esparcimiento en Mallorca. Allí convivía con un numeroso grupo de artistas sudamericanos como Tito Cittadini, Rodolfo Franco, Alberto Lagos, Gonzalo Leguizamón Pondal y el escritor Ricardo Güiraldes.

La serena belleza y fundamentalmente la luz de las obras realizadas en la isla durante esos pocos años, representan sin duda un aspecto relevante dentro de su producción.

Nacido en Gualeguay (Entre Ríos) en 1881, tuvo un contacto temprano con Europa al ganar en 1899 el Premio Roma, que le permite viajar, exponer » La vuelta de la pesca » en la Bienal de Venecia y trabar amistad con Zuloaga y con Sorolla .

Quirós integra el grupo Nexus y obtiene el Gran Premio y la Medalla de Oro en el Salón del Centenario en 1910.

De 1922 a 1927 pinta su famosa serie de Los Gauchos, hoy propiedad del Museo Nacional de Bellas Artes, que fue expuesta en los centros artísticos más importantes de Europa, Estados Unidos y Canadá.

Quirós fallece en Buenos Aires en 1968.

En el hotel de ventas Saráchaga de la calle Juncal 1248, Capital, se subastará el martes 7 de mayo la obra titulada «Mi patiecito» pintada por Quirós en su casa de Mallorca en 1913.

La luz, protagonista principal de la misma, reverbera en mil rincones creando una sensación atmosférica muy determinante. Con pinceladas impresionistas sabe manejar con soltura el follaje y las flores que avanzan sobre el primer plano con ritmos envolventes, dejando entrever el blanco puro de las paredes del fondo. El sol recorta las formas provocando sombras azuladas y destellos contrastantes.

La pincelada segura y precisa va construyendo los distintos elementos con total habilidad. El manejo de una paleta refinada y en este caso, muy mesurada, hace que el artista resuelva con equilibrio cada uno de los distintos planos pictóricos.

Estas piezas son difíciles de encontrar en las subastas porteñas. En este caso, podríamos sumarle belleza y calidad. Su salida a plaza con una base interesante de 29.000 dólares permite arriesgar una cifra final que permita incorporarla a una buena colección.