Una nueva calavera jibarizada por Damian Hirst

Las visiones infantiles son un campo fértil de inspiración para muchos artistas. En el caso del «niño» Damian Hirst la imagen de una calavera mexicana incrustada con tuquesas, en el Museo Británico, le debe haber impactado tanto, que 30 años depués le permitió pergueñar a su frondosa imaginación uno más de sus buenos negocios.
Primero fue la calavera (padre) fundida en platino e incrustada con 8.600 brillantes (unos 1.100 kilates) realizada en 2007 y que según se afirma fue vendida por 122 millones de dólares a un anónimo grupo de inversores.
Muchos observadores plantean dudas respecto a la verisimilitud de esta y otras ventas -que son consideradas una acción de marketing- como las anuciadas en su subasta unipersonal en Sotheby´s, denunciando la participación de amigos del artista que contribuyeron a marcar cotizaciones records.
Ahora le toca el turno a una nueva versión de menor tamaño, una mini-calavera (el hijo) realizada en el mismo material e incrustada con diamantes blancos y rosados que será la pieza central de la muestra «Forgotten Promises» que Gagosian inaugurarra en un par de semanas en su nueva galería de Hong Kong.
La empresa productora de arte de Hirst -Science Ltd.- no ha revelado el precio con que será ofrecida en venta, aunque se supone que su valor será jibarizado en la misma proporción que la calavera original.