Viena: Obras de Durero en la Albertina

 

Publicado el septiembre 29, 2019

Escrito por Adrian Gualdoni Basualdo

Foto autor

En las muy imperiales salas del Museo Albertina de Viena ya han abierto al público las salas que cobijan la que tal vez sea la más importante muestra dedicada a la obra de Alberto Durero (1471-1528), sin duda el artista más representativo del Renacimiento alemán.

La muestra, que cerrará sus puertas el 6 de enero del año próximo, está integrada por unas 200 obras, entre pinturas, dibujos y grabados, muchas de ellas procedentes de las colecciones propias de la Albertina, y otras cedidas para la ocasión por los principales repositorios europeos.

Curada por el especialista Christof Metzger, quien asimismo es responsable de los textos del catálogo que acompaña la exposición (34,90 euros en la librería del museo), se destacan piezas como “La Liebre”, “La gran mata de hierba” o “Las manos rezando” donde el artista demuestra su alta capacidad como dibujante.

Entre la docena de pinturas, señalamos “La adoración de los Magos”, de la florentina Gallerie degli Uffizi (que ilustra estas líneas), los autorretratos que enriquecen las colecciones del Museo del Prado (Madrid) y el Museo de Weimar, y el “Cristo entre los doctores” que conserva el Museo Thyssen-Bornemisza, también de la capital española.

En el amplio sector dedicado a la obra gráfica ocupan un lugar preferente los grabados dedicados al Apocalipsis. Escritos privados y documentos de su época facilitan la comprensión de la importancia de la obra de Durero.

A la hora de la pausa gastronómica, es bueno recordar que el museo alberga un restaurant y cafetería operado por Do & Co, bien conocidos sus otros espacios en la capital austríaca. A pesar del toque internacional que caracteriza sus cartas, donde conviven platos japoneses e indios con clásicos de la cocina europea, estimamos insoslayables los “Wiener Schnitzel”, es decir los célebres escalopes vieneses que los porteños comúnmente llamamos “milanesas”. Con una guarnición a elegir entre varias, aunque recomendamos unas simples papas fritas, estimamos aconsejable acompañar la comida con un vino tinto Gemischer Satz, clásico de Viena. Y no olvidar el toque dulce del final. La pastelería procede de la reconocida casa Damel, proveedores de las casas real e imperial desde 1786. Tener en cuenta que detenerse, en plan selectivo,  ante las vitrinas que ofrecen sus postres y sus helados nos pueden llevar tanto o más tiempo que el que podemos dedicar a un original del mismísimo Durero.